PADRES DEMASIADO PERMISIVOS...HIJOS SIN CONTROL


¿Su hijo no acepta un NO por respuesta y se instala en el enfado constante cuando no consigue lo que quiere? Es posible que su educación esté basada en el consentimiento, la permisividad y la falta de límites o normas.

Las bases de la crianza y de la educación se cimientan desde los primeros días de vida del recién nacido.  No podemos esperar a que el niño cumpla 2 o 3 años para empezar a educarlo; los límites y las normas en casa deben estar presentes siempre; el objetivo de éstas es crear un ambiente sano, agradable y feliz para todos los miembros de la familia y evitar las batallas campales y juegos de poderes entre padres hijos y hermanos.

El carácter no tiene nada que ver con los hábitos: un hábito es comer la sopa con cuchara o lavarse los dientes con cepillo. Entonces yo preguntaría, ¿un niño muy tranquilo aprende a comer la sopa con cuchara y a lavarse los dientes con cepillo? Y todo el mundo contestaría, claro, ¿Y un niño muy nervioso? También, pero en un niño muy nervioso la mamá tiene que insistir muchas más veces, es decir, el niño inquieto, el niño intranquilo necesita mejores maestros.

Un niño malcriado no nace, se hace y puede crear problemas de convivencia en casa como rabietas, agresividad o enfrentamientos y peleas habituales con personas de su entorno. “Son niños muy demandantes y caprichosos. No saben manejar el enfado y de ahí surge la rabia y consigo las rabietas. A medida que crecen, nos encontramos conductas todavía más agresivas, como peleas y conductas impulsivas”

Los niños inquietos lo único que necesitan son mejores maestros.  El carácter no tiene nada que ver con los hábitos: un hábito es comer la sopa con cuchara o lavarse los dientes con cepillo.  Entonces yo preguntaría, ¿un niño muy tranquilo aprende a comer la sopa con cuchara y a lavarse los dientes con cepillo? Y todo el mundo contestaría, claro, ¿Y un niño muy inquieto? También, pero en un niño muy inquieto la mamá tiene que insistir muchas más veces, es decir, el niño inquieto, el niño intranquilo necesita mejores maestros.

Los niños sobre-protegidos y malcriados tienen padres "Permisivos"

Muchas veces se habla de las consecuencias negativas que tiene el usar un estilo educativo autoritario o demasiado exigente con los hijos... Y se dice que este tipo de niños que reciben esta educación aprender a ser tiranos.


A consecuencia de haber recibido este tipo de educación pueden aparecer un tipo de padres 'modernos' que piensan que los limites, horarios y reglas pueden traumar a los niños tomando como referencia sus propias experiencias.  Y es que, generalmente, se confunde autoridad con autoritarismo.  Cuando se ejerce autoridad se le dice al hijo de manera indirecta que los padres saben qué es lo mejor para él.  Y antes de ejercer esta autoridad se ha creado un vínculo de confianza y un marco donde se sienta contenido, marco que no existe si somos demasiado permisivos.

Ser permisivo implica no poner límites y eso supone no ofrecerle unos márgenes en los que poder experimentar con su libertad y esto traerá́ consecuencias:

1. Riesgo de tener problemas de conducta a causa de no haber fijado normas y límites a tiempo.
2. Sin la buena orientación de los padres y con demasiada libertad los niños no aprenderán las suficientes habilidades sociales para resolver los problemas por sí mismos.
3. Los niños pueden llegar a tener problemas de autoestima e inseguridad.
4. El ser permisivos trae consigo la falta de rutinas que hacen que los pequeños se transformen en niños perezosos y sin conciencia de sus responsabilidades.
5. Además, la falta de límites hará́ que los hijos sean impulsivos, inmaduros y descontrolados.
6. Cuando existe una obsesión por parte de los padres de darle a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron de pequeños.  Se confunde el amor con el dar constantemente todos los caprichos a los niños.   Así́, los niños se acostumbran a hacer lo que quieren y pierden de vista la referencia de la autoridad

Las reglas y los límites lejos de ser negativos, son totalmente necesarios ya que es la manera de que los niños entiendan las consecuencias de sus actos, de poder inculcarles valores.  Los niños consentidos pueden convertirse en adolescentes agresivos, porque no están acostumbrados a que nadie les lleve la contraria.

Por tanto, es imprescindible que exista un equilibrio entre la educación permisiva y la educación autoritaria marcando las normas y los límites pero con flexibilidad, cariño y respeto hacia los hijos.

Un niño sin límites y normas claras, se muestra enfadado, insatisfecho, infeliz, dependiente de otras personas. “Carece de habilidad para establecer relaciones afectivas, vive en el enojo constante, por lo que al no recibir lo que quiere de los demás compañeros, suele entrar en conflicto con el resto, retarles y quedarse solo. Suele mostrarse insatisfecho la mayor parte del tiempo, es infeliz porque cuando consigue algo, pierde el interés por ello rápido y a medida que obtiene lo que quiere, su comportamiento empeora” explica la psicóloga, Gema José Moreno.  Los niños consentidos se caracterizan por ser dependientes de terceros debido a que carecen de límites y no suelen tener tareas de responsabilidad, como ordenar su habitación.


Cuando se descubre que nuestro hijo está consentido conviene evitar culparse o cuestionarse como madre o padre y recordar que no por ello “tu hijo es malo.  Es aconsejable tener en cuenta que cuidar y querer deben ir unidos, con el fin de proporcionar a los hijos una educación adecuada, pero con normas y límites concretos para que crezcan en valores como el respeto, el cariño o el esfuerzo y aprendan a considerar lo que tienen alrededor y a conseguir, por encima de todo, lo más importante, a ser felices”.

SECRETOS DE EDUCACIÓN QUE REALMENTE FUNCIONAN

Educar a los hijos desde la autoridad y el cariño.
Tener normas coherentes, claras, realistas y adecuadas a su edad, que tengan consecuencias por su incumplimiento.
Ser firmes desde el amor.
Motivar a los niños a jugar solos.
Evitar ceder en las situaciones difíciles.
Ofrecerles una educación rica en valores.
Darles la oportunidad de tropezar, caer y equivocarse.
Aceptar a los hijos de manera incondicional.
Dar espacio a la comunicación, hablar de todo, compartir tiempo con ellos.

Evitar rendirse en el empeño de educarlos, compartir intereses, preocuparnos por sus aficiones y gustos.
Hablar con los niños, leerles libros, llevarles a clases de tenis o pintura o de visita al centro comercial, pero no caer en los excesos de una educación: "al servicio constante de los niños".

La clave del éxito “Pasar mucho tiempo explicándoles a los niños qué cosas están permitidas y cuáles no”.




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