NIÑOS DE ALTA DEMANDA
Actualmente cada vez se utiliza más el término “alta demanda” al hablar de la crianza de los niños, de hecho, los padres que afirman que sus hijos se encuentran dentro de este grupo de niños. A la hora de hablar sobre alta demanda infantil, existen opiniones de todo tipo. Desde los que opinan que no existen niños así hasta los que se sienten totalmente identificados con dichas descripciones, y en cierta forma consolados y comprendidos. Otros en cambio no saben ni siquiera a qué se refiere.
El pediatra estadounidense William Sears, acuñó el concepto “high need baby”, pues su cuarta hija era totalmente diferente al resto de sus hermanos, a pesar de haber utilizado el mismo sistema de crianza. Este hecho hace que además de no entender muy bien la situación, perciba ciertas etiquetas y prejuicios de las personas de su entorno, que comienzan a valorar la dificultad que conlleva tratar a su hija por sus peculiaridades. Por ello, decide aceptarla sin intentar cambiarla, quererla tal y como es. A raíz de este hecho se dedica a ayudar a los padres que están pasando por la misma situación con sus hijos con métodos de crianza concretos que en algunos casos han roto con el prototipo convencional que normalmente se había aconsejado durante los primeros meses o años de vida de un niño.
¿Cómo son los niños de alta demanda?
Un gran número de familias pretende evitar que sus hijos pasen por aquellas experiencias negativas que ellos han vivido, tratan de allanar el camino, eliminar escollos, hacer que no pasen angustia ni ningún tipo de temor… en definitiva, lo que están haciendo estos padres es sobreproteger. Y esto no implica el estar haciendo realmente un favor a nuestros hijos; no es tarea fácil darse cuenta de que a pesar de los intensos lazos emocionales que existen debemos dar una buena educación evitando esa sobre-protección que en el fondo les debilita; el hecho de que lloren o se enfaden supone una descarga de carácter emocional que es necesaria para los seres humanos y nos corresponde evitar que utilicen estas rabietas para minar nuestra resistencia y conseguir aquello que desean.
Cuando pensamos que “ya tendrá tiempo de sufrir”, “bastantes problemas existen ya como para no darle este capricho…” no estamos facilitando una estructura ordenada en el desarrollo madurativo y emocional del niño; evidentemente cuando son muy pequeños, su dependencia es absoluta de los padres, básicamente de la madre; pero según van creciendo, es conveniente “ir soltando amarras” a pesar de que esto suponga para los padres una sensación de inquietud, ansiedad o incluso cierto vacío. Ir solos al colegio cuando ya tengan edad para ello, permitirles salir un rato más con sus amigos o dejarles que se queden a dormir en casa de un compañero de clase son situaciones que tarde o temprano tendremos que asumir, lo que no implica desentenderse o no estar atento a la actitud y comportamiento del niño; lo que sí implica es la necesidad de ir aceptando que nuestros hijos crecen y que deben asumir solos situaciones y resolver problemas que se les presentarán en un futuro y que no siempre podremos compartir.
Encontramos algunas características comunes para definir a los denominados "niños de alta demanda":
- Necesitan estar cerca del adulto de manera constante. Necesitan contacto físico, demandan estar en brazos, dormir con el adulto…
- Son inquietos y están casi siempre en actividad. Una mente siempre atenta e inquieta, como pidiendo estímulos continuamente…
- Tiene mucha energía, en ocasiones agotan al adulto. Se muestran enérgicos en todo lo que hacen, al llorar, al comer, al reír, al protestar…
- Se muestran curiosos e intensos.
- Exigentes. No aceptan la negación por respuesta.
- Son imprevisibles, los trucos que funcionan algunos días no sirven en otros…
- Son hipersensibles a ruidos y a la estimulación del entorno
- Carecen de auto control y de auto-regulación emocional
- Les cuesta enfrentarse a nuevos retos porque están acostumbrados a que se ceda ante sus demandas
- Difícilmente consienten estar sin la presencia continua de su cuidador principal, habitualmente la madre.
- Insatisfechos. Parecen no estar nunca contentos con lo que tienen o consiguen,
- No saben calmarse por sí mismos. Es como si no supieran relajarse de ninguna manera y siempre necesitaran la ayuda de los padres para ello.
Muchos de nosotros solemos anticiparnos a las acciones de nuestros hijos y no les permitimos actuar o a hacer algunas otras cosas que podrían hacer solos. Creemos que aún no tienen capacidad de autonomía y asumimos responsabilidades que son suyas por evitar que se hagan daño, por comodidad para conseguir resultados más rápidos o porque no confiamos en su capacidad de reacción.
Los niños aprenden a ser autónomos a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio y desean crecer, quieren demostrar que son mayores en todo momento; nuestra misión como padres se basa en potenciar tareas que ayuden a los niños a demostrar sus habilidades: Colocar los cubiertos en la mesa, recoger su habitación o comer solo son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven y a sentirse útiles y partícipes dentro de su propia la familia.
¿Cómo actuar con niños de alta demanda?
Consejos para padres en la crianza de sus hijos de alta demanda:
- Prioritariamente se suelen frustrar con facilidad, es importante enseñarles a tolerar la frustración.
- Mantener nuestra propia energía también puede ayudarnos en su educación. Necesitamos momentos de descanso y desconexión delegando nuestras funciones, esto nos hará volver con las pilas cargadas.
- Utilizar pautas de disciplina positiva y acompañarles en su plano emocional.
- Responder con calma, firmeza, amor y comprensión muchas veces es más eficaz que resaltar los comportamientos negativos.
- Establecer límites constantes y consensuados pero con coherencia. Cuidado con lo que le decimos a nuestros hijos y lo que luego hacemos, no podemos ceder a todo lo que nos reclama, Porque se desajustará y derivará en inseguridad y angustia.
- Evitar descalificaciones o comentarios peyorativos de su forma de ser, cuidado con las críticas… Su autoestima y su autocontrol emocional pueden resultar dañados.
Bebés de "alta demanda"
En realidad este término se emplea hoy en día no sólo para definir a ciertos bebés, por el contrario, se ha hecho extensible a niños hasta de 11 y 12 años. Se describe un perfil concreto de niños con excesiva actividad que parece que nada les entretiene ni satisface sus deseos, con una dependencia total del adulto, sobre todo de la figura de apego de su madre, de la que reclaman aprobación y contacto físico constante.
¿Cómo nació el concepto "alta demanda"?
La primera persona que empezó a hablar de que había bebés que, siendo normales, se comportaban de un modo diferente al habitual fue el pediatra William Sears, autor también del término Attachment parenting o «Crianza con apego seguro», con el que mostró a todos los padres y madres del mundo que se puede criar a los bebés cuidando mucho el vínculo entre ellos y el bebé.
La razón de que acuñara el término fue que su cuarta hija, Hayden, demostró ser una niña muy diferente a sus tres hermanos. Vieron que no podían soltarla ni un momento, que al dejarla empezaba a llorar, que la lactancia no era solo alimento, sino un medio de consuelo prácticamente continuo, y que no aceptaba sustitutos: solo los brazos y el pecho de mamá hacían que estuviera tranquila.
Cuando ante la duda de que fuera una bebé normal consideraron la opción de ver qué pasaba si la dejaban llorar, resultó que no solo no lloraba menos, sino que cada vez lloraba más y más, como si no hubiera un fin, y empezaron a llamarla «la niña de velcro» (en mi casa, por ejemplo, Miriam empezó a decir que Jon era «su satélite», orbitando a todas horas a su alrededor, día y noche).
Empezaron a comprender que hay niños mucho más demandantes.
Gracias a su hija comprendieron que hay bebés que tienen más necesidades afectivas que otros, y que no se conforman. Es decir, necesitan más, saben lo que necesitan, y hacen lo posible y lo imposible por conseguirlo. Así, los Sears decidieron cerrar todos los libros de crianza y optaron por escuchar lo que su hija les decía cada día, y tratar de descifrar sus mensajes.
En palabras del Dr. Sears:
Hayden nos hizo volver a evaluar nuestras funciones como padres. Nosotros siempre habíamos pensado que para llevar a cabo una crianza eficaz era necesario un control constante (…) Se supone que hay una relación de confrontación entre padres e hijos: el bebé está tratando de hacerte daño (manipular, controlar), así que es mejor dar nosotros primero.
Pero vieron que esa suposición no es cierta. Los bebés no tratan de manipular ni controlar; solo piden lo que necesitan, y ella lo hacía con mucha vehemencia. Así fue como decidieron que no tenía sentido tratar de cambiar a su bebé, sino que lo más lógico era aceptarla y concluir que nadie mejor que ella sabía lo que necesitaba en cada momento:
Nuestro papel como padres era como el de un jardinero: no podemos cambiar el color de una flor ni decidir el día en que florece, pero sí podemos quitar la maleza y podar la planta para que florezca de manera más bella.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagogawww.roaeducacion.com
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